10 noviembre, 2010 | |

Manifiesto













El hueco de tu abrazo es el Ecuador del mundo en el que ahora vivo.
Con un solo movimiento de tu dedo índice
se levantan ciudades y se tienden puentes.
Tu respiración pone a andar los molinos y a flamear las banderas.
Afuera es solo una palabra,
sonido confuso y lejano, noche de tormenta.
Suspendida en el tiempo, me pierdo por el mapa de tu espalda,
hasta que tus ojos me rescatan
para la liturgia del fuego.

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