Seremos olvidados
y olvidaremos,
ineludiblemente,
siempre antes.
Por qué no concederle entonces
a este instante
la inmortalidad que nos esquiva?
Cómo negarnos
a la aritmética improbable del encuentro?
Por qué no amar?
01 noviembre, 2010 | |
Instante II
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