06 abril, 2010 | |

La Cena











Ya está un poco frío el mate. Le cebo uno más y cambio el agua. Ella no me dice nada … nunca me dice nada. Ni cuando se está acabando la yerba, ni cuando hay que sacar la basura … Tampoco me habla durante el almuerzo, aunque yo me doy cuenta si no le gusta lo que cocino, porque vuelve a mirarme así, con esos ojos largos, filosos, los que le conocí esa tarde, la maldita tarde en que se me ocurrió ponerme a arreglar la batería de la furgoneta, y justo cuando ella se acercó con un mate, el ácido le saltó a la cara …
Después de lavar los platos, vuelvo a atender el kiosco. Todavía hay gente que me pregunta: - Y la Lidia? Hace como un año que no se la ve. Yo les digo que se fue a La Rioja, a acompañar a la madre, aunque la verdad, ella no tiene familia.
Hoy cierro temprano para ir a hacer las compras. Carne para milanesas tengo. Solo me falta el veneno para ratas …

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