26 octubre, 2010 | | 1 comentarios

Tal vez








Es así.
Vemos las cartas
y volvemos a ponerlas boca abajo
pidiendo otra estrella.
Tal vez,
si cerramos los ojos
amanezca ayer y sea verano.

Resistimos,
aunque la margarita inmóvil
Repita siempre “-nada”.
Hasta que un día
del otro lado de la calle
alguien diga nuestro nombre.

09 octubre, 2010 | | 0 comentarios

Feliz Cumpleaños











Por fin había llegado el día. Mónica venía preparando la fiesta desde hacía meses. Se había ocupado personalmente de todos los detalles. No quiso que nadie la ayudara, ni siquiera los chicos. Tampoco a su suegra le permitió meter mano, y eso que había insistido bastante, al fin y al cabo era el cumpleaños de su hijo, decía ella.
Los 50 de Guillermo se iban a celebrar “a lo grande” repetía Mónica, aún cuando la plata no sobraba … bueno, en realidad, ni siquiera alcanzaba. Ella, tan pudorosa, le había pedido prestado a sus padres y hasta llegó a aceptar unos pesos que le ofreció Patricia, su hermana, al verla tan entusiasmada. Es que hacía tiempo que no se la veía tan enganchada con algo. La idea de la fiesta la había sacado de ese sopor constante en el que parecía vivir desde … cuándo?
En la lista no faltaba nadie: por supuesto parientes, amigos y compañeros de trabajo del homenajeado: todos. También incluyó amigas de ella que no conocían a Guillermo y hasta algunos compañeros de los chicos. Cuando Guillermo llegó al salón, estaba espléndido con el traje azul que ella se había encargado de mandar a la tintorería. A la música también al había seleccionado cuidadosamente, asegurándose de incluir a los Beatles y Queen, dos de los grupos preferidos de su marido. (“de indiscutible buen gusto”, bromeaba siempre ella). Había buen vino y mejor champagne. Cerca de medianoche Guillermo había dejado de preguntarse cómo iban a pagar semejante derroche y abrazaba a todo el mundo levantando gradualmente el volumen de su risa.
Antes de la ceremonia, Mónica (divina en un vestido rojo e increíblemente flaca) anunció que se proyectaría un videíto corto en honor al cumpleañero. Su suegra, feliz, reubicó su silla para quedar en primera fila: era “su momento”. A pedido de su nuera había aportado varias fotos de la infancia de su hijo, en las que, por supuesto, aparecía ella. Los demás invitados, resignados, se aferraron a sus copas para resistir hasta que volviera la música.
Con luces bajas y una suave música de fondo, se fueron sucediendo las imágenes cuidadosamente preparadas: el bautismo, una de grupo de 5to grado con la maestra, la del día en el que recibió el título de Contador, abrazándose con su papá ya fallecido, una saliendo de la iglesia, el día del casamiento, el primer cumpleaños de Martina, la hija mayor, unas vacaciones en Santa Teresita con los padres y la hermana de Mónica, cuando Claudio tenía dos años. Para hacer más llevadera la cosa, los más allegados iban intercalando algún comentario jocoso: “che! Así que tenías pelo!” o “Pero qué estabas mirando ahí, alguna biquini?”.
Incluyó un par de tomas del brindis familiar por sus 25 años de casados, cumplidos hacía seis meses, una con los chicos y otra de ellos solos. Después, la entrada de un hotel …. un viaje? no un hotel local, oscuro, retirado. Y el auto de Guillermo entrando, de día. En la imagen siguiente, mismo hotel, mismo auto, Guillermo y …Patricia, la hermana de Mónica. En la secuencia de imágenes, un beso, una sonrisa, una mirada. La pantalla quedó fija en la última toma, y las luces se han vuelto a encender. Frente a la mesa principal, dos valijas y un bolso. Todo listo, preparado, ordenado. Una vez más, Mónica se ha ocupado de todo. Guillermo, sin mirarla, sin hablarle, tomó sus cosas y salió.